martes, 27 de marzo de 2012

Confrontación.




"Me desperté sudando, con un revólver en una mano y una nota de suicidio en la otra. En el siguiente segundo sólo pude fijarme en las sensaciones que se resistían a abandonar mi cuerpo después de lo que quiera que hubiera pasado poco antes. Mi cabeza estaba al borde del colapso y mis ojos no sabían hacia dónde mirar, sin embargo, mis hombros eran ligeros. Aparentemente me había deshecho de todo un lastre. Estaba confuso, pero no perdido. Agarré la primera camiseta sucia que vi tirada en el suelo y salí de aquel apestoso cuarto en el que malgasté horas y horas. Recordaba una nevera vacía y una luz inconstante, y eso fue lo que encontré. Me lavé la cara con el agua marrón de siempre, en el lavabo de siempre, y me miré al espejo, directamente a los ojos. Seguía siendo la misma desgracia andante de siempre.


Cuando creía ser del todo consciente, fui abordado por preguntas indiscretas que se posaban en mi cabeza. ¿Dónde encontraría fuerzas ahora para salir a la calle? Mi vida no era la de un rey, pero eso nunca fue lo que quise. La puerta principal de aquella lúgubre cueva no era ni de lejos la de un hombre sonriente, repeinado, con camisa y zapatos italianos. Ni siquiera podía asegurar que fuera la de un ser humano.


Varios pasos me situaron frente a la humilde puerta que en ese momento se había convertido en la única barrera entre todos mis miedos y yo. Agarré el pomo temblando, creyendo que, después de todo, el mundo sería el mismo. Sin embargo, las vibraciones de un nuevo día no abandonaron mi cuerpo en ningún momento.


La puerta se abría y la oscuridad de mi hogar desaparecía, se esfumaba, incluso parecía que huía. Sin embargo, no fue sólo luz lo que encontré. Las calles estaban vacías, entre cenizas y los cuerpos de aquéllos que presagiaron el fin. Trozos de periódico alimentaban los últimos suspiros de las ascuas de este mundo. Para muchos no hubiera sido más que un resquicio de lo que un día conocieron, todo lo que no arde y se convierte en inútil, excepto para los que tienen recuerdos agradables de otros tiempos. El mundo se había convertido en un mar gris, donde los tipos como yo deseamos vivir, pero sobretodo morir. De hecho, no creía lo que en ese momento acontecía. Mis lágrimas cayeron entonces sobre ese mundo estéril."

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