martes, 23 de julio de 2013

Problematemática.

Una cosa sé con certeza. Sé por qué no escribo tanto aquí desde hace un año. Es triste, éste era mi imperio y gran parte de lo que soy, y algo que me obligo a hacer para que mi yo futuro pueda recordarme. Al fin y al cabo, los pensamientos son francamente volátiles, pero siempre dejan una huella casi imperceptible. Eso quiero creer.

Volviendo al tema que ahora me concierne, esto no volverá a ser lo mismo jamás. Quiero decir, a mí me encantaría, pero el propósito cada día pierde un poco de impulso, y es porque las cosas no cambian ahí fuera. La gente sigue los mismos patrones de siempre, cambiando cosas superficiales. Yo, cada vez más lejos de ello, lo asumo. No como antes, cuando quería pelear por estar ahí. Siempre quise comprender más allá de lo que pude, y de lo que puedo ahora, pero tiene su precio. Parece que ya no le veo sentido a analizar las cosas, a pesar de que me alegraría hacerlo. Es una protesta cada vez más repetitiva e inútil, pero la necesidad de ser realizada persiste. Mi estética personal es cada vez más redundante, mis propias palabras resuenan y se vuelven contra mí. Quizá me engañe a mí mismo haciéndome creer que lo que escribo es tangible, cuando sólo son palabras que evocan sensaciones que no necesariamente se corresponden con la realidad. Al fin y al cabo, todo es sugestión. Mi propia estética, mi amor idealizado, incluso los colores que me rodean son la semilla del engaño que llevo contra mí mismo.

Una mala noticia para ti es que no te libras de engañarte. Ah, y te odio.